La excelencia operacional y TPM2: un camino concreto y sistémico para la optimización de activos empresariales basados en las personas.

 

Actualmente las empresas buscan de manera incasable mejorar sus resultados de negocio y  su competitividad, definiendo estrategias fuertemente focalizadas en reducir costos, aumentar el margen, incrementar niveles de producción/servicio, lograr la máxima satisfacción de sus clientes, dueños y empleados, tener un excelente clima organizacional en un ambiente de trabajo agradable y seguro, cumplir a cabalidad todas las normas de seguridad y ambiente, siendo en definitiva el gran desafío ser reconocidos como  “una empresa de excelencia”.

Si consideramos este desafío como un  viaje familiar  de vacaciones a un hermoso lugar, debemos prepararnos bien, pensando en identificar todos los riesgos potenciales en cada una de las etapas: previas, durante y después de este maravilloso viaje, que sin duda queremos sea inolvidable y probablemente repetible en el tiempo. Esta preparación requiere de una rigurosidad en el análisis de cada variable a considerar, de una concreta participación de las personas que harán el viaje, y en definitiva de una metodología que nos ayude y asegure el éxito  cumpliendo cada una de las expectativas. Un modelo ingenieril que nos garantiza lograr el  resultado esperado, tanto  por su génesis, como por su metodología comprobada es “la Gestión Total del Desempeño o TPM2” (Total Performance Management). Dada nuestra experiencia, recomendamos que para una correcta  implementación es fundamental contar con un acompañamiento de profesionales con experiencia práctica y teórica en la gestión de operaciones y de la metodología TPM en plantas productivas.

En su concepto original TPM (Total Productive  Maintenance) nace en los años 70 en Japón y tenía como objetivo incrementar la capacidad de las máquinas mediante la  eliminación de las grandes fallas/pérdidas, que son el gap entre lo teórico y lo real de cada uno de los indicadores claves centrados en los equipos. Pero pronto no fue suficiente y se incorporó la necesidad simultánea de “aumentar la productividad”, y así es como se integra el concepto de “desempeño” como el proceso clave y predominante que antecede al resultado de la gestión.

Con TPM convergen dos conceptos básicos pero fundamentales respecto a los intereses, donde la empresa busca la mejora continua de su productividad en la generación de productos y servicios de calidad consistente a bajo costo, en tanto el empleado busca mejores condiciones de trabajo, asegurando al mismo tiempo una mejora en su ingreso y en su ambiente laboral. Ambos son absolutamente compatibles. Es decir, con esta metodología empresa y empleados buscan “el mismo tesoro”.

Un interesante desafío para toda empresa que decida utilizar el modelo TPM2, es el derribar la gran barrera humana que conocemos como “ego profesional” que  todos tenemos, y que culturalmente se interpreta como que los mejores jefes/profesionales son aquellos “que todo lo saben y todo lo hacen”, clones de un súper héroe de TV. En este modelo,  son los “trabajadores de piso” (aquellos que operan los diferentes procesos de producción) los verdaderos protagonistas a través del mejoramiento en el desempeño y en los resultados.

Equipo Dplus

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